y algún verso incongruente. Veintiún gramos de anestesia y hielo. Veintiún gramos, pero sin la amiga del espejo. Sentirse perdida sin perderse. Como andar sobre cristales rotos que queman, cuando ni moverse. Pupilas como zafiros, ay. Y ahora qué. Ahora rojas. Rojas como ese cora que sentía, ardía y le daba vida. Ahora se desgasta. Todo es un desgaste insólito. Como romper mapas, para encontrarse. Intentando reinventar utopías sin la clave para ello.
las agujas me matan.
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