Se que me
ves más allá de mis mil bajones al mes por eso repito aquello que en mi infancia escribi. Porque esto no puede ser no más que un texto, quisiera fuera mi más sincera declaración de amor. Romántica sin reparar en formas tales que pongan freno a todo lo que siento, aprecio lo que vales al no dejarte comprar, al no vender mi bondad renegando de querer ser normal. Le digo a mi ansiedad que volveré a verte pronto, me enamoro de la vida y a la muerte me escondo.
Cuando murió mi inocencia creí no poder afrontar bien tanto engaño y me hice daño porque más no quería saber. Hoy sin embargo celebro mi salida sobre tu piel y para vivir me basta la felicidad que me rodea. Saber que vives me reconforta hasta poder desconectar, mi mayor privilegio ante el necio que niega la evidente verdad.
Mi guerra contra la llamada de la droga me recompensa, cuando al salir herido ejerces de enfermera y me esperas hasta que la rabia me coma por dentro, ojala mis madrugadas pasadas te contaran cuánto te esperaba. Mi destino lo escribo con un texto que delante tuyo tiro. Quiero salvarme, gracias por recordarme que no es tarde aunque al nacer el juez se pusiera las botas con mi condena. Mátalo cada vez que no acabo vomitando un sábado, te pido matrimonio en mis párpados, cuando mirar ahí fuera ya no merece la pena. He de construir otro mundo dentro de mi mientras me entrenas para no ser absorbido por el vacío.
Sonrío en la soledad porque aprenderé a valorarte más, odio mi tendencia a no descartar el despido por completo, realmente sólo me encuentro cuando dentro tuyo me meto. Me atacan muertos que van presumiendo de vida y qué más da si te espero donde el horizonte se termina.
Cuando me proteges de diablos, ni recuerdo haber estado tan destrozado. Aún queda fuego a prueba de lágrimas dentro de mi, yo que creía que para el escritor no existe el olvido... Quizá sea la última oportunidad que le de a la existencia, vi pedirme perdón a la alegría mientras en tus brazos me tenias. La salida del sol ya no es una falta de respeto a mis noches sin pegar ojo porque pego en tu mirada la certeza de no estar solo. Ebrio, me acerco a ti como un niño a un regalo y extasiado reinvento el empujón del desaliento de la despedida.
A tu lado es imposible la nostalgia, en todo caso sólo la melancolía de no habitar jamás en el mundo que tú quieres. ¿Qué sentido hubiera tenido esto sin haberte conocido? Derribo otro muro, puedo verte aunque todo esté oscuro. Mi sueño es acabar dormido cada día mientras aun te veo y que mi cansancio no me lleve a la perdición más absoluta, ni logre que pierda la esperanza. Que la tristeza me perdone por no ser el amor de mi vida, aún quiero salvarme, aún veo la solución cuando me miras y creo puedo centrar en tu cuerpo mi mirada perdida.
Cuando murió mi inocencia creí no poder afrontar bien tanto engaño y me hice daño porque más no quería saber. Hoy sin embargo celebro mi salida sobre tu piel y para vivir me basta la felicidad que me rodea. Saber que vives me reconforta hasta poder desconectar, mi mayor privilegio ante el necio que niega la evidente verdad.
Mi guerra contra la llamada de la droga me recompensa, cuando al salir herido ejerces de enfermera y me esperas hasta que la rabia me coma por dentro, ojala mis madrugadas pasadas te contaran cuánto te esperaba. Mi destino lo escribo con un texto que delante tuyo tiro. Quiero salvarme, gracias por recordarme que no es tarde aunque al nacer el juez se pusiera las botas con mi condena. Mátalo cada vez que no acabo vomitando un sábado, te pido matrimonio en mis párpados, cuando mirar ahí fuera ya no merece la pena. He de construir otro mundo dentro de mi mientras me entrenas para no ser absorbido por el vacío.
Sonrío en la soledad porque aprenderé a valorarte más, odio mi tendencia a no descartar el despido por completo, realmente sólo me encuentro cuando dentro tuyo me meto. Me atacan muertos que van presumiendo de vida y qué más da si te espero donde el horizonte se termina.
Cuando me proteges de diablos, ni recuerdo haber estado tan destrozado. Aún queda fuego a prueba de lágrimas dentro de mi, yo que creía que para el escritor no existe el olvido... Quizá sea la última oportunidad que le de a la existencia, vi pedirme perdón a la alegría mientras en tus brazos me tenias. La salida del sol ya no es una falta de respeto a mis noches sin pegar ojo porque pego en tu mirada la certeza de no estar solo. Ebrio, me acerco a ti como un niño a un regalo y extasiado reinvento el empujón del desaliento de la despedida.
A tu lado es imposible la nostalgia, en todo caso sólo la melancolía de no habitar jamás en el mundo que tú quieres. ¿Qué sentido hubiera tenido esto sin haberte conocido? Derribo otro muro, puedo verte aunque todo esté oscuro. Mi sueño es acabar dormido cada día mientras aun te veo y que mi cansancio no me lleve a la perdición más absoluta, ni logre que pierda la esperanza. Que la tristeza me perdone por no ser el amor de mi vida, aún quiero salvarme, aún veo la solución cuando me miras y creo puedo centrar en tu cuerpo mi mirada perdida.
son las memorias las que queremos recordar, no quien las creo.